Linterna de Popa 499

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Jorge Baca Campodónico

Junio de 2025

El Fondo de Estabilización Fiscal y la Deuda Pública

¿Por qué la deuda pública como porcentaje del PBI no crece?

El Fondo de Estabilización Fiscal (FEF) fue creado por el gobierno peruano en 1999, con el objetivo de estabilizar los ingresos del país provenientes de la explotación de recursos naturales no renovables como el petróleo, gas y minería.

El FEF recibe una porción de los ingresos tributarios extraordinarios que se obtienen cuando los precios de los recursos naturales son altos, para usarlos luego en casos de emergencia. Estos ingresos se depositan en una cuenta especial del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y se invierten en instrumentos financieros de bajo riesgo para generar rentabilidad.

Cuando ocurre un desastre nacional como un terremoto de gran magnitud, un fenómeno de El Niño o una pandemia como la del COVID, el FEF se utiliza para compensar la caída de ingresos o la necesidad de mayores gastos y así evitar que el gobierno tenga que recurrir a una mayor emisión de deuda.

El FEF es administrado por el Ministerio de Economía y Finanzas y cuenta con un Consejo Directivo encargado de tomar las decisiones de inversión y retiro de los fondos. Entre otras reglas de operación,  anualmente se establece un límite máximo y mínimo para el saldo del FEF, el cual puede ser modificado por el Consejo Directivo.

Según el BCRP, el total de la deuda pública total a fines del 2024 llegó a los 355 mil 181 millones de soles equivalentes a 32.1% del PBI. El nivel de deuda total como porcentaje del PBI de primer trimestre de 2025 ha sido 31.1%, inferior al nivel de deuda de trimestres anteriores, a pesar de que el déficit fiscal en los últimos meses ha estado alrededor de 2.8% del PBI. ¿Por qué si el déficit fiscal se mantiene elevado, la deuda pública no aumenta como porcentaje del PBI? En esta entrega tratamos de explicar esta aparente paradoja.

Según el BCRP, la deuda pública total se define como la suma de todos los pasivos reconocidos por el sector público frente a acreedores nacionales y extranjeros. Esto incluye la deuda interna y externa de largo y corto plazo. Por su parte, la deuda pública neta se calcula restando los activos financieros del sector público del monto total de la deuda bruta. Dichos activos financieros incluyen el fondo de estabilización fiscal (FEF), los depósitos a la vista y a plazo del sector público en el sistema bancario y el Banco Central y otros activos. Estas cifras no incluyen los activos y pasivos del BCR ni las garantías otorgadas por el Estado, por ejemplo, a los acreedores de PetroPerú.

En el Gráfico 1 se presenta la evolución trimestral de la Deuda Pública Total y la Deuda Pública Neta como porcentaje del PBI para el periodo IT-1999 – IIT-2025. Para evitar estacionalidades se ha tomado el promedio móvil de los últimos 4 trimestres.

Durante los años de bonanza financiera, la deuda total descendió a menos de 20% del PBI mientras que la deuda neta se redujo prácticamente a cero (2014). La tendencia descendiente de la deuda pública durante el periodo 2003 a 2012 nos permitió lograr el ansiado “grado de inversion” por parte de las calificadoras de riesgo país.  Sin embargo, esta tendencia se ha revertido a partir de 2014, que coincide con el inicio de políticas fiscales expansivas de los gobiernos de Humala y sucesores.

La diferencia entre la deuda pública total y la deuda pública neta corresponde a los activos financieros de libre disponibilidad que el gobierno tiene para enfrentar desastres naturales o crisis financieras imprevisibles. Observamos que, en épocas de bonanza de los precios de los minerales, el gobierno llegó a tener activos financieros por un importe equivalente al 18% del PBI, como reserva para enfrentar cualquier contingencia. Durante la pandemia se recurrió a estos activos, cuyo importe se redujo a menos de 10% del PBI.

Sin embargo, una vez superada la emergencia el gobierno, a pesar de tener precios de los minerales favorables, el gobierno no ha podido restablecer el nivel de activos financieros que solía tener como reserva en años previos a la pandemia. En el Gráfico 2 se presenta la evolución del FEF como porcentaje del PBI para el periodo IT-1999 – IIT-2025. El FEF es el principal componente de los activos de libre disponibilidad que determinan la deuda pública neta. Observamos que a partir del 2015 estos activos vienen sufriendo un sostenido deterioro y se agudizado en los últimos años.

Salvo una pequeña recuperación en el 2022—2023 producto del aumento significativo de los precios de los minerales, los activos financieros del sector público se han venido reduciendo como consecuencia de su utilización para mayor gasto corriente. Esta situación se ha agudizado en lo que va de este año.

Para evitar aumentar la deuda pública total y así poder cumplir con los compromisos impuesto por la regla fiscal en el Marco Macroeconómico Mensual (MMM), que nos obliga a reducir el nivel de deuda pública total a menos de 30% del PBI, el gobierno viene utilizando los intereses generados por el FEF y otros activos de libre disponibilidad. Como consecuencia, los niveles de deuda como porcentaje del PBI se mantienen alrededor de 32%, pero a costa de que la reducción de dichos activos financieros.

Todo ello ocurre como consecuencia del elevado déficit fiscal que este año se encuentra alrededor del 2.9%. El gobierno, en lugar de reducir drásticamente el gasto corriente superfluo, viene introduciendo ajustes antitécnicos en el IGV y recurriendo a amnistías tributarias de dudosos resultados. Por otro lado, el congreso no cesa en su afán de introducir medidas populistas, que reducen la base tributaria y limitan la recuperación de la recaudación.

El Perú es un país propenso a desastres naturales, sin un adecuado nivel del FEF el impacto de un terremoto de significativa intensidad o un severo fenómeno de El Niño, podrían comprometer seriamente la economía. Según lo recomendado por el FMI en su última revisión del Articulo IV, es imperioso evitar que los favorables términos de intercambio se utilicen para incrementar el gasto corriente, que no podrá sostenerse más adelante y que, más bien, esta holgura temporal sirva para incrementar el FEF. El dicho “guardar pan para mayo” está siendo ignorado por nuestras autoridades, tanto del legislativo como del ejecutivo. En lugar de limitar el déficit fiscal a 2%, de acuerdo con la prudente regla fiscal establecida hace décadas, se ha optado por la salida fácil de acomodarla al esperado déficit fiscal de 2.5% del PBI.  Las autoridades tienen la palabra. (El contenido de esta columna se puede consultar en http://www.prediceperu.com/).

Comments

  1. La recomendación de esta nota es de extremada importancia. Perú se ha destacado en la región latinoamericana por sostener una envidiable estabilidad macroeconómica y en gran medida ello se debe a la sólida política monetaria y, por muchos años, prudencia fiscal. Si se abandona el límite del 2% de déficit se pondrá en peligro todos los logros alcanzados durante dos décadas de ordenamiento. Ejemplos en la región son muy contundentes en este sentido.

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