Linterna de Popa 488
Jorge Baca Campodónico
Abril de 2025
Los Aranceles de Trump, amenaza u oportunidad para el Perú
El Perú podría ser el gran beneficiado por la política arancelaria de Trump
La elevación de los aranceles anunciada por el presidente Trump representa una apuesta arriesgada para transformar las relaciones económicas globales, que él ha criticado durante décadas por considerarlas desfavorables para los Estados Unidos. Las medidas anunciadas podrían provocar un shock estanflacionario, aumentando los precios y poniendo a muchas economías, incluida la estadounidense, en riesgo de recesión. Este cambio de política es el mayor intento de remodelar la estructura fiscal y comercial en Estados Unidos desde que Nixon sacó al país del patrón oro, a principios de la década de 1970.
El anuncio de Trump establece aumentos en los aranceles aplicados a las importaciones provenientes de prácticamente todos los países del mundo, incluyendo a sus principales socios comerciales. Nadie se escapa porque el arancel mínimo será 10%. El incremento será 20% para la Unión Europea y 34% para China. Estos aumentos elevarán el promedio ponderado de los aranceles que aplica Estados Unidos al 23% , frente al 2.5% del año pasado (véase Tabla 1). Este nivel de aranceles no se registraba desde los años previos a la depresión de 1929 (Smooth Hawley Tariff Act).

La estrategia de Trump es que los aranceles, además de reducir el déficit comercial, generarán nuevos ingresos para reducir el déficit fiscal (2% del PBI de ingresos adicionales), los cuales, sumados a los intentos de Elon Musk de reducir el gasto público, permitirán eliminar el déficit fiscal y limitar el crecimiento insostenible de la deuda pública. Esto podría ser posible, aunque a un costo potencialmente alto para los mercados financieros. Trump ha considerado durante mucho tiempo que los déficits gemelos (comercial y fiscal) son una clara señal de debilidad económica. Sin embargo, los analistas estiman que si se mantienen los aranceles, la inflación podría subir del 2.5% al 4.4% a finales de este año. Pero bajaría al 3% a finales de 2026. Si EUA entra o no en recesión dependerá del manejo monetario de la FED.
A lo largo de la historia, los aranceles han sido una herramienta clave para la recaudación fiscal y la protección de los mercados nacionales. Durante siglos, los aranceles fueron una de las principales fuentes de ingreso para los Estados. Antes de que los impuestos sobre la renta y el consumo se generalizaran, las aduanas representaban una vía eficiente de recaudación. A la vez, su función proteccionista permitió el desarrollo de industrias locales al encarecer los productos importados, favoreciendo la producción doméstica.
Este sistema de protección arancelaria fue clave durante los procesos de industrialización de muchas naciones. Estados Unidos, por ejemplo, utilizó altos aranceles en el siglo XIX para fortalecer su industria, siguiendo estrategias similares a las de Alemania y otros países europeos.
Con el avance de la globalización, muchas economías comenzaron a buscar acuerdos que eliminaran barreras comerciales. Así surgieron los mercados comunes y los tratados de libre comercio. La creación de la Unión Europea ejemplifica este proceso. Al establecer un mercado único, los países europeos eliminaron aranceles internos y adoptaron una política comercial conjunta frente a naciones externas. Similarmente, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) transformó las relaciones comerciales entre Estados Unidos, Canadá y México, reduciendo aranceles y promoviendo la integración económica.
Después de la segunda guerra mundial, para regular las relaciones comerciales y garantizar normas justas para todos los países en 1947 se creó el GATT (General Agreement on Tariffs and Trade), institución que se convirtió en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995. . A través de la OMC, se han impulsado acuerdos para reducir aranceles y combatir medidas proteccionistas, promoviendo la apertura de mercados.
Los objetivos de la OMC, los mercados comunes y los tratados de libre comercio han sido establecer un equilibrio en el comercio internacional, es decir que no hubieran deficits comerciales o desbalances exagerados. Lamentablemente esto no ha sucedido y el gran perdedor ha sido EUA. El objetivo de Trump es equilibrar su alto déficit comercial, especialmente con China, EU, Canadá, Mexico y países de Así, pero al mismo tiempo quiere aumentar la recaudación para cerrar su brecha fiscal. El gobierno de Trump ha decidido utilizar la política arancelaria, como en los viejos tiempos, para proteger y para recaudar.
Existen mejores instrumentos para reducir los deficits gemelos (por ejemplo introducir el IGV en EUA), pero el tiempo dirá si la política de aranceles restablecerá los equilibrios comerciales que afectan a EUA y reducirá su abultado déficit fiscal. Si lo logra será una reivindicación del uso de los aranceles como política tributaria. Si no hay retaliación generalizada por parte de los socios comerciales de EUA, lo más probable es que el resultado sea intermedio, pero el gran perdedor será el comercio mundial que se verá reducido y probablemente haya una recesión a escala mundial. Los grandes afectados serán China, Europa, países asiáticos, Canadá y Mexico. Sin embargo, en este escenario los países latinoamericanos pueden salir ganando ya que, en términos relativos, el aumento de los aranceles beneficia, por ejemplo. al Perú.
El Perú puede salir beneficiado en la exportación de productos que no se produzcan en los Estados Unidos, cuando sus competidores deban pagar aranceles más altos. Si por ejemplo la UE tiene 20% y Perú 10%, los productos peruanos ingresarían con un 10% de ventaja sobre los productos de UE. Si un país asiático pone una fábrica de sus productos en la ZEE de Chancay que tiene costos de transporte más bajos, entonces el producto peruano llegará más competitivo al mercado americano y sustituirá al producto que inicialmente se producía en Asia o en la UE. El puerto de Chancay abre una oportunidad para industrializar al país.
La actitud del gobierno peruano de pedir aclaraciones sobre los aranceles a nuestro país en el marco de nuestro TLC pero no amenazar con una retaliación, parece una buena estrategia, a lo mejor se gana algo, pero no se pierde la posición competitiva ganada a raíz de los nuevos aranceles. La modificación de los aranceles claramente beneficia a las exportaciones peruanas y el puerto de Chancay le da una ventaja adicional. La ZEE de Chancay abre esa ventana, siempre que las autoridades peruanas no caigan en la trampa de que la ZEE se utilice solo como maquiladora (ensamblaje) si no que se hagan joint ventures para captar tecnología y abastecer el mercado doméstico integrando diferentes cadenas de suministro (baterías, cobre, etc.).
Chancay es una oportunidad que abre las puertas no solo a abaratar los costos de los productos tradicionales y la agroexportación. La ZEE de Chancay debe atraer la inversion no solo de países asiáticos, sino europeos y aun norteamericanos para establecer en la ZEE empresas que, con un significativo valor agregado peruano, pueden entrar a los EUA y resto del mundo (recordemos que el Perú tiene TLCs con las principales economías del mundo) y ahora lo tendremos con India.
Si se manejan bien las ZEE, promoviendo el ingreso de joint ventures y no simples maquiladoras , el Perú puede despegar en su industrialización. De esta manera el Perú se protege de una probable recesión mundial, al substituir producción de China, UE, Asia, Mexico y Canadá en EUA. El mayor peligro para el despegue de la industrialización del Perú son nuestras autoridades. Si vamos a tener solamente maquiladoras en la ZEE de Chancay, entonces habremos dejado pasar una gran oportunidad. La solución es promover joint ventures entre empresas peruanas y extranjeras para que se instalen en la ZEE, favoreciendo el intercambio de tecnología y el desarrollo del mercado doméstico, como lo hizo China en su momento. (El contenido de esta columna se puede consultar en http://www.prediceperu.com/).