Linterna de Popa 7
Jorge Baca Campodónico
Noviembre de 2015
La Balanza Comercial
¿El déficit de la balanza comercial es transitorio o ha venido para quedarse?
En las últimas entregas hemos analizado la caída de la inversión como una de las causas del estancamiento del crecimiento económico. Esta semana estudiamos la evolución de la balanza comercial como otra posible causa del actual estancamiento. Nuestro objetivo es identificar la relación entre el escenario internacional y la evolución de nuestras exportaciones e importaciones para inferir si el actual déficit de la balanza comercial es un fenómeno transitorio o va a persistir en el mediano plazo. El análisis de la balanza comercial también nos permitirá identificar qué medidas puede tomar el gobierno para superar esta situación.
La balanza comercial se define como la diferencia entre el valor de las exportaciones y las importaciones de bienes (el valor de las exportaciones e importaciones de servicios no está incluido). Una balanza comercial en equilibrio significa que el valor de las exportaciones es igual al valor de las importaciones. Cuando la balanza comercial está en equilibrio su contribución directa al nivel del Producto Interno Bruto (PBI) es nula. Sin embargo, no es lo mismo tener un equilibrio con un nivel bajo de exportaciones que un equilibrio con un nivel alto. Generalmente un equilibrio con un alto nivel de exportaciones está asociado a un nivel alto del PBI y viceversa. Lo anterior se debe al impacto indirecto del nivel de exportaciones e importaciones en la actividad económica del país. Un nivel alto de importaciones, generalmente implica un alto nivel de inversión y por ende un alto crecimiento potencial del PBI.
En el gráfico de la izquierda se presenta la evolución dela balanza comercial y en el de la derecha la evolución de las exportaciones e importaciones en millones de US$ dólares. El extraordinario crecimiento de las exportaciones es resultado de la apertura comercial iniciada en el gobierno de Fujimori, la firma de los Tratados de Libre Comercio (TLC) y la bonanza de los precios de los minerales. Las crisis económicas mundiales del 1998, 2008 y la del 2012 han tendido diferentes repercusiones en la balanza comercial. La crisis de 1998 generó una reducción de las importaciones que se tradujo en una mejora de la balanza comercial. Esto se explica porque el déficit comercial durante el periodo 1992—1998 fue motivado por los elevados niveles de importaciones de bienes de capital asociados al proceso de privatización y no por una debilidad estructural. De hecho, el déficit comercial del periodo 92—98 se tradujo en el boom exportador del periodo 2000 – 2008 ayudado por la elevación de los precios de los minerales.
La crisis financiera del 2008 generó una brusca caída de las exportaciones pero las importaciones se ajustaron rápidamente impidiendo que se generara una balanza comercial deficitaria. En este sentido se entiende que la crisis del 2008 fue una crisis transitoria. Las rápidas recuperaciones del volumen y de los precios de exportación confirman este hecho.
La crisis del 2012 es diferente a las crisis anteriores. Esta crisis se caracteriza por una caída, no abrupta pero persistente, de los precios de exportación y de la demanda de nuestros principales socios comerciales. Lo que es más grave es que las importaciones no se han ajustado rápidamente como lo hicieron en la crisis del 2008. El lento ajuste de las importaciones al escenario de crisis internacional ha generado una brecha comercial que se viene incrementando rápidamente.
Para poder entender las causas del deterioro de la balanza comercial es necesario analizar la evolución de los componentes de las exportaciones y las importaciones. La evolución de estos componentes para el periodo 1986 – 2015 se presenta en los gráficos inferiores. En el caso de las exportaciones observamos que las tradicionales son las que han sufrido un significativo deterioro mientras que las no tradicionales han continuado creciendo aunque a tasas menores. Este comportamiento es diferente al que se observó en la crisis del 2008 donde tanto la exportaciones tradicionales como las no tradicionales registraron caídas aunque estas fueron temporales.
En el caso de las importaciones el comportamiento de sus componentes es más preocupante. Mientras que en el 2008, los tres componentes registraron retracciones, en el 2012 las importaciones de bienes de capital e insumos han registrado caídas mientras que las importaciones de bienes de consumo no lo han hecho. En otras palabras, no solo las importaciones de bienes se han demorado en ajustarse a la nueva realidad de menos exportaciones pero el componente que más debería ajustarse (las importaciones de bienes de consumo) es el que menos lo hace.
La situación es más alarmante si tomamos en cuenta que las economías de los principales socios comerciales del país (China, EUA, Brasil, Colombia y Chile) se vienen desacelerando y no hay indicios de una recuperación en el corto plazo. La postergación de los grandes proyectos mineros va a contribuir a agudizar la caída de las exportaciones tradicionales. En términos anuales estamos exportando 12,000 millones de US$ dólares menos en exportaciones tradicionales que en el 2012.
Por el lado positivo, las exportaciones no tradicionales (especialmente las de origen agrícola como palta, uva de mesa, espárragos, etc.) no han registrado un retroceso y ya significan en valor el 50% de las exportaciones tradicionales. Sin embargo, el crecimiento futuro de las exportaciones no tradicionales está comprometido por la amenaza del Fenómeno de El Niño que puede destruir las cosechas de frutales en el norte del país. Por otro lado, la relativa fortaleza del nuevo sol frente a las monedas de Brasil, Colombia y Chile (Entre enero del 2012 y octubre del 2015, Brasil ha devaluado su moneda en relación al US$ dólar en 111%, Colombia en 52%, Chile 32%, mientras que Perú solamente 20%) ha restado competitividad a los productos peruanos.
¿Qué debe hacer el gobierno ante el acelerado deterioro de la balanza comercial? Del análisis anterior se puede concluir que tres medidas deben ser prioritarias para revertir el deterioro de la balanza comercial. La primera es desbloquear las trabas que viene impidiendo la puesta en marcha de los grandes proyectos mineros. La segunda es fomentar el ahorro doméstico para frenar el crecimiento excesivo de los bienes de consumo importado y generar más inversión. Finalmente el Banco Central debe acelerar la devaluación del nuevo sol para no perder competitividad frente a nuestros competidores regionales. Estas tareas deben ser iniciadas por el actual gobierno y continuadas por el gobierno entrante.
Por otro lado, lo que este gobierno debe evitar es caer en la tentación de poner trabas a las importaciones o elevar las tarifas arancelarias para frenar el crecimiento de las mismas. Este tipo de medidas atentaría contra la apertura comercial que ha sido uno de los pilares del crecimiento económico de las últimos 25 años y daría una pésima señal a los inversionistas extranjeros.