Linterna de Popa 475
Jorge Baca Campodónico
Enero de 2025
Comparando la Motosierra de Javier Milei con el Fujishock de 1990
Aún están por hacerse las reformas estructurales
El primer año de Javier Milei como presidente de Argentina ha estado marcado por importantes reformas económicas destinadas a confrontar los déficits fiscales crónicos, la descontrolada devaluación del peso y la elevada inflación. Su administración ha logrado reducir el gasto público principalmente mediante la reducción de la burocracia, recortes en el gasto social y la inversión pública. Sin embargo, ha avanzado poco en sacar adelante reformas estructurales más integrales. El limitado apoyo del Congreso ha frenado los esfuerzos por desregular la economía.
La administración de Milei ha sido elogiada por restaurar la confianza en la economía argentina. Los mercados financieros celebran los éxitos económicos del país. Las acciones argentinas han proporcionado los rendimientos anuales más altos a nivel mundial. Sin embargo, la sostenibilidad de estas medidas sigue siendo incierta a medida que la administración se acerca a las elecciones intermedias de 2025. Lograr la mayoría en el congreso será decisivo para la implementación de las reformas estructurales y la consolidación del programa económico.
La capacidad de la administración para mantener el apoyo de la población y al mismo tiempo gestionar las posibles presiones cambiarias, será crucial para implementar cambios estructurales más profundos y evitar el destino de los intentos de reforma anteriores. Las políticas económicas de Milei han superado las expectativas, pero Argentina sigue siendo vulnerable a los choques económicos externos y a las pérdidas repentinas de confianza de los inversores.
Existe una similitud entre los programas aplicados en el Perú por Alberto Fujimori (Fujishock) y el programa Motosierra que viene implementando Javier Milei. En el Gráfico 1 comparamos la evolución de la inflación anual de ambos programas. En el caso de Fujimori la inflación anual pasó de 12,377% en el mes de agosto de 1990 a 2,891% en el mes de junio 1991, es decir se redujo en 76.6%. En el caso argentino la inflación ha pasado de 288% en el mes de marzo de 2024 a 166% en el mes de noviembre equivalente a una reducción del 42.4%. De continuar la tendencia observada en el caso peruano, la inflación anual en Argentina deberá llegar a un dígito en el segundo semestre de 2025.
La mayor similitud entre los programas de Fujimori y Milei se ha dado en el control del déficit fiscal. En ambos programas se ha aplicado el Control de Caja (los gastos no deben superar los ingresos fiscales) para evitar mayor endeudamiento o emisión del banco central. En el caso de Argentina el equilibrio fiscal se ha logrado con un ajuste fiscal equivalente al 15% del PBI que incluyó una reducción de 30,000 empleados públicos. Por primera vez en 13 años, Argentina tendrá un superávit fiscal primario (ingresos menos gastos sin tomar en cuenta los pagos de intereses a acreedores) cercano al 1.9% del PBI.
En ambos programas se dio fin a los subsidios de luz, agua y transporte públicos y se eliminaron los controles de precios, especialmente los controles a los precios de la canasta básica. También se congelaron los reajustes del salario mínimo y se paralizó la obra pública. Como consecuencia de los ajustes la actividad económica se contrajo significativamente en ambos casos, para luego iniciar una sostenida recuperación. En el caso peruano esta recuperación se dio por el incremento sostenido de la inversión extranjera producto de las privatizaciones y de los compromisos de inversion asociados a estas y de la reducción de las distorsiones arancelarias. Resta saber si el programa de Milei podrá realizar estas reformas estructurales y atraer el capital extranjero sin una efectiva mayoría parlamentaria.
En el mercado cambiario, ambos programas han aplicado una liberalización del mercado que permitieron estabilizar el tipo de cambio y unificar los diferentes regímenes cambiarios. Sin embargo, en el caso peruano se optó por una flotación sucia (intervención ocasional del BCRP) mientras que en Argentina se ha optado por un “crawling peg” (ajuste del tipo de cambio preanunciado). En el Gráfico 2 observamos que los resultados han sido similares.
Las políticas cambiarias y los ajustes fiscales han permitido consolidar el nivel de reservas internacionales netas (RIN) de ambos países. En el Gráfico 3 se presenta la evolución de las RIN como porcentaje del PBI para los periodos de ajuste correspondientes. Observamos que la recuperación de reservas se ha dado más rápido en Argentina que en el Perú. La razón ha sido que Argentina logró un acuerdo con el FMI casi de inmediato a la aplicación del programa de Milei. En el caso peruano, el acuerdo con el FMI demoró unos meses debido a su situación de “inelegibilidad” para recibir préstamos de los organismos multilaterales, consecuencia de la suspensión de pagos decretada por Alan García en 1985.
Hay que tomar en cuenta que, si bien Argentina ha logrado aumentar su nivel de reservas de 3% del PBI a 9%, este nivel es aun precario si consideramos la abultada deuda pública que soporta. En el caso peruano, la consolidación de las RIN se logró gracias al exitoso programa de renegociación de la deuda pública que juntamente con el proceso de privatización y compromisos de inversión permitieron una significativa entrada de capitales.
El mayor riesgo es que Argentina no sea capaz de atraer suficientes inversiones para reponer significativamente sus reservas de dólares y reactivar la economía del país, después de políticas tan severas de recorte del gasto que han significado una recesión económica en 2024.
Las primeras señales son buenas. El índice S&P Merval, el principal índice bursátil de la Bolsa de Valores de Argentina, se apreció casi un 180% en 2024. Es una señal importante que demuestra que los inversores extranjeros están mirando al país con nuevos ojos.
Además, muchas empresas nacionales e internacionales están anunciando inversiones, especialmente en sectores con potencial exportador, como la energía y la minería. La minera anglo-australiana Rio Tinto, por ejemplo, anunció a principios de diciembre una inversión de 2,500 millones de dólares en un proyecto de producción de litio en la provincia de Salta, en el noroeste de Argentina.
También están las reservas de gas natural de Vaca Muerta, un mega yacimiento que actualmente se encuentra subutilizado y que llevó al gobierno argentino a cerrar un acuerdo con Brasil para la exportación del recurso.
Argentina elegirá nuevos diputados y senadores en 2025. Si el gobierno pierde popularidad para entonces, la nueva composición del Congreso argentino podría desbaratar los planes y bloquear la aprobación de propuestas esenciales para los planes de Milei. La experiencia argentina nos debe servir de lección para valorar el ajuste realizado por Fujimori y el esfuerzo realizado para lograr el grado de inversión en el Perú. No debemos permitir que volvamos a vivir épocas tan aciagas como las que enfrentó Fujimori al asumir el poder. (El contenido de esta columna se puede consultar en http://www.prediceperu.com/).